En qué se diferencia una emoción de un sentimiento?

Según Ekman (1993), cada emoción tiene un núcleo básico y unas ondas o parientes a su alrededor. Usando una metáfora, son las ondas de energía que se producen alrededor del centro, como cuando cae una gota de agua en un estanque. El centro de choque de la gota en el agua es la emoción y las ondas que se producen son los sentimientos. A medida que se alejan del centro, se hacen más débiles. Estas ondas se sienten cuando evocamos mentalmente la emoción originaria, llamada por los autores la dimensión cognitiva o mental de la emoción. Es la energía psíquica que nos afecta en un momento dado. Podemos sentir una emoción básica e intensa de tristeza con sus otras dimensiones, pero cuando la recordamos nos invade el sentimiento de tristeza, normalmente menos intenso a medida que pasa el tiempo y viene el olvido.

Por lo tanto, los sentimientos son una parte de las emociones básicas y suelen ser más apagados o suaves que la reacción emocional compleja inicial, el tono afectivo no es tan alto como la emoción absoluta o primaria. Cuando se manifiesta un sentimiento, no necesariamente se producen las reacciones neurofisiológicas típicas, puede durar más en el tiempo si la recordamos continuamente y tiene diferentes denominaciones más o menos ambiguas, de acuerdo a la cultura. Pero lo más común es que emoción y sentimiento se confundan en el lenguaje de la vida cotidiana.

¿Qué son los estados de ánimo?

El conjunto de emociones y sentimientos que persisten durante un tiempo y predominan en las manifestaciones psíquicas de un individuo, conforman lo que se ha llamado estados de ánimo o disposiciones emocionales, donde se pueden encontrar uno o más sentimientos asociados, por ejemplo tristeza y rabia. Y le damos diferentes denominaciones. Solemos decir que alguien es  irritable, aislado, depresivo o agresivo, de forma más o menos constante en una época de su vida. Estos sentimientos y estados de ánimo se mantienen por los recuerdos, las evocaciones, las remembranzas de los eventos emocionales o nuevos acontecimientos parecidos que lo refuerzan, acentuándose por los procesamientos o razonamientos mentales. Esas continuas evocaciones en su grado extremo, de cierta forma obsesiva, son denominadas por la psicología clínica como “rumiaciones”, por analogía con la continua digestión de los rumiantes y son propias de los episodios de angustia y preocupación o las ensoñaciones persistentes, características por ejemplo del enamoramiento inicial o los trastornos del ánimo.

¿Cuáles son las características de los trastornos del ánimo?

Cuando las emociones perturbadoras llegan a un extremo en intensidad, son considerados trastornos del ánimo, como en el caso de la tristeza intensa y continua que puede llegar a convertirse en depresión; la ira en violencia u odio patológico; el miedo en angustia, fobias y trastornos de pánico; la alegría en histeria, inadecuación, manía; el placer en hedonismo; el amor en posesividad y celos; la vergüenza en culpa mórbida o enfermiza.

Muchos autores sostienen que los estados de ánimo negativos sostenidos, producen altos niveles de estrés, enfermedades psicosomáticas, cardiovasculares, digestivas, dificultades en las relaciones personales y laborales, como por ejemplo: alopecia, colon irritable, taquicardia, tensión alta, crisis de ansiedad y pánico, bajo rendimiento escolar o en el trabajo.

Hoy en día se ha demostrado que influyen en el sistema inmunológico y endocrino y favorecen la aparición de enfermedades autoinmunes (Batista y Dustin, 2013) y de otro tipo más grave como el cáncer (Ochoa y otros, 2010), haciendo que los genes o tendencias se manifiesten de forma más frecuente o intensa (Bonet, 2013, Juster y otros, 2009, Glaser y Kiecolt, 2005). Igualmente pueden atenuarse si se recibe ayuda psicoterapéutica especializada (Dubourdieu y Nasi, 2017, Castes, Dispenza, 2014, Lopez Mato, 2004, Goleman, 2010, 2003, Lazarus, Lipton, 2000, entre otros). Por
eso, cuando aparecen y se mantienen los trastornos del ánimo, e inclusive antes, se hace necesaria la consulta con un psicólogo clínico, especialista en Psiconeuroinmunología (Rodriguez y Vetere, 2011, Seligman, 2005, Simonton, 1990).

¿Podemos evitar o atenuar los trastornos del ánimo?

Una persona con un trastorno del ánimo alterado y persistente, debe consultar con un especialista en psicología clínica o psiquiatría, especializado preferiblemente en psiconeuroinmunología.

Estaré gustosa de ayudarte mediante algunas consultas psicológicas, a superar y atenuar tus intensas emociones o estados de ánimo alterados, cuyas consecuencias puedan reflejarse en tu salud, crisis de vida, relaciones de pareja y toma de decisiones. Existen muchas estrategias para ayudarte, pero requiere persistencia. No hay soluciones mágicas. Puedes escribirme a través de mis redes sociales, donde con gusto puedo atender tus preguntas y consultas.

Elizabeth Valarino.
Doctora en Psicología Clínica.
Profesora Titular USB, UCV.
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Fuente: Curadas.com Disponible en: https://curadas.com/2020/01/18/emociones-sentimientos-y-estados-de-animo/